Era el tercero de seis hermanos. La modesta condición de la familia hizo que muy pronto el niño Vicente tuviera que contribuir con su trabajo de pastor de ovejas y de cerdos a la economía familiar. Pronto también dio muestras de una inteligencia despierta, lo que llevó a su padre a pensar que este hijo podía muy bien ‘hacer carrera’; expresamente, una carrera eclesiástica.
Cursó estudios primarios y secundarios en Dax, y posteriormente filosofía y teología en Toulouse durante siete años. Hizo también algunos estudios en Zaragoza. Se ordenó muy joven, a los veinte años, con la intención de ser párroco de inmediato y así poder ayudar a su familia.
En París encontró inicialmente algunas pequeñas ocupaciones sacerdotales hasta entró en 1613 en la importante casa de los señores de Gondi como preceptor de los niños y posteriormente director espiritual de la señora.
Los viajes por las tierras de los Gondi llevaron a Vicente a un conocimiento de primera mano de las lastimosas condiciones de vida materiales y espirituales de la población campesina, y también del clero parroquial que les atendía con serias deficiencias. Esta experiencia y su propia evolución espiritual, cuyos perfiles exactos nos son poco conocidos, le llevaron a un decisión irrevocable de dedicar su vida sacerdotal, no a la promoción social de su familia o a la suya propia, cual había sido el caso hasta entonces, sino a la evangelización y redención de la población campesina y a la formación de sus sacerdotes.
A partir de esa decisión la vida de Vicente mantiene hasta su muerte a los ochenta años, en 1660, una línea constante, de dedicación a la redención espiritual y material de los pobres.
Su visión, limitada en sus comienzos a la población campesina, se fue ensanchando progresivamente hasta incluir enfermos pobres, niños abandonados, soldados heridos, esclavos, ancianos desamparados, mendigos, refugiados de guerra, nativos paganos de Madagascar…
Para ello movilizó a sacerdotes (Congregación de la Misión, Conferencias de los Martes, hombres y mujeres de la nobleza, de la burguesía y del pueblo llano (cofradías parroquiales de caridad y Damas de la Caridad), jóvenes campesinas (Hijas de la Caridad), a los que intentó contagiar con su propia visión del evangelio y su experiencia cristiana, basada en las palabras mismas de Jesucristo en el evangelio de san Lucas 4,18:
“El Señor me ha enviado a anunciar la Buena Noticia a los pobres, la liberación a los cautivos, la vista a los ciegos, la libertad a los oprimidos”
Murió en la paz del Señor antes de amanecer el 27 de septiembre de l660. Fue canonizado en 1737
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