Un niño meditando en su oración, concluyó: “Señor esta noche te pido algo especial…
Convertirme en un televisor, quisiera ocupar su lugar. Quisiera vivir lo que vive la tele de mi casa.
Es decir, tener un cuarto especial para mí y reunir a todos los miembros de mi familia a mi alrededor.
Ser tomado en serio cuando hablo. Convertirme en el centro de atención al que todos quieran escuchar sin interrumpir ni cuestionarle. Quisiera sentir el cuidado especial que recibe la tele cuando algo no funciona...
Y tener la compañía de mi Papá cuando llega a casa, aunque este cansado del trabajo. Y que mi Mamá me busque cuando este sola y aburrida, en lugar de ignorarme. Y que mis hermanos se peleen por estar conmigo...
Y que pueda divertirlos a todos, aunque a veces no les diga nada. Quisiera vivir la sensación de que lo dejen todo por pasar unos momentos a mi lado.
Señor no te pido mucho. Sólo vivir lo que vive cualquier televisor...
Con quién pasas más tiempo ¿con el televisor o con tus
hijos?
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