
Ojalá llegue el día en que nadie se atreva ya a quitar la vida a otro ser humano.
Ojalá entendiésemos de una vez que es mucho más barato... ¡pero mucho más barato! evitar una guerra que pagar sus muertes y sus destrozos.
Dios, nosotros deseamos sembrar el mundo de paz
y, para conseguirlo, sabemos que tenemos que educarnos plantándola en cada corazón.
Enséñanos que perdonar es un signo de grandeza
y que la venganza es una señal de bajeza.
A veces nos preguntamos por qué se fabrican armas.
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