5 de mayo de 2013

Mamá...



Cuando pensabas que no te veía. Te vi pegar mi primer dibujo en el refrigerador, e inmediatamente quise pintar otro.

Cuando pensabas que no te veía. Te vi arreglar y disponer de todo en nuestra casa para que fuese agradable vivir, pendiente de detalles, y entendí que las pequeñas cosas son las cosas especiales de la vida.

Cuando pensabas que no te veía. Te escuché pedirle a Dios y supe que existía un Dios al que le podría yo platicar y en quien confiar.

Cuando pensabas que no te veía. Te vi preocuparte por tus amigos sanos y enfermos y aprendí que todos debemos de ayudarnos y cuidarnos unos a otros.

Cuando pensabas que no te veía. Te vi dar tu tiempo y dinero para ayudar a personas que no tienen nada y aprendí que aquellos que tienen algo deben de compartirlo con quienes no tienen.

Cuando pensabas que no te veía. Te sentí darme un beso por la noche y me sentí amado y seguro.

Cuando pensabas que no te veía. Te vi atender la casa y a todos los que vivimos en ella y aprendí a cuidar lo que se nos da.

Cuando pensabas que no te veía. Vi como cumplías con tus responsabilidades aún cuando no te sentías bien, y aprendí que debo de ser responsable cuando crezca.

Cuando pensabas que no te veía. Vi lágrimas salir de tus ojos y aprendí que algunas veces las
cosas duelen, y que está bien llorar.

Cuando pensabas que no te veía. Vi que te importaba y quise ser todo lo que puedo llegar a ser.

Cuando pensabas que no te veía. Aprendí casi todas las lecciones de la vida que necesito saber para ser una persona buena y productiva cuando crezca.

Cuando pensabas que no te veía, te vi y quise decir:
¡Gracias MAMÁ por todas las cosas que vi, cuando pensabas que no te veía!


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